Este humilde trabajo pretende brindar información confidencial directamente del archivo divino al corazón humano. Tiene como objetivo mantenerte al tanto de lo que está ocurriendo en la patria celestial. El Editor es Jesucristo. Bendiciones.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Leamos juntos el relato
En otras palabras podríamos decir...
“Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del Mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el camino se impacientaron y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés:
—¿Para qué nos trajeron ustedes de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida!
Por eso el SEÑOR mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los mordieran, y muchos israelitas murieron. El pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo:
—Hemos pecado al hablar contra el SEÑOR y contra ti. Ruégale al SEÑOR que nos quite esas serpientes.
Moisés intercedió por el pueblo, y el SEÑOR le dijo:
—Hazte una serpiente, y ponla en un asta. Todos los que sean mordidos y la miren, vivirán.
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Los que eran mordidos, miraban a la serpiente de bronce y vivían”.Un evento muy recordado que sin dudas debe ser estudiado a fin de descubrir las conexiones existentes entre la serpiente, el Redentor y los simbolismos dentro de las culturas vecinas al pueblo de Israel.
Veremos como avanzan las investigaciones con respecto a este tema...
domingo, 5 de septiembre de 2010
La Serpiente de Bronce
Números 21: 4-9.
Cambio de planes exclamó Moisés...
Se había hecho necesaria una alteración de la ruta elegida, pues se les había negado el paso por Edom. Ahora estaban en camino hacia Ezión-geber (ver Deut. 2: 8), dando la espalda a la Tierra Santa.
Había varios motivos para desanimarse. La parte del territorio por el cual estaban viajando, el Arabá, es una planicie árida sembrada de piedras y arena que generalmente es calurosa y seca. Además, sabían que viajaban dando la espalda a Canaán; iban alejándose en vez de entrar en ella.
Es así que, concretamente en el mar de las Cañas, es decir, en el golfo de Arabá, el pueblo se impacienta y se rebela contra Dios y contra Moisés.
Está cansado de tanto vagar por el desierto y le fastidia la monotonía de su dieta celestial, comer un "pan sin cuerpo", el famoso maná. Añora el pescado y las cebollas de Egipto y sospecha maliciosamente contra Dios y Moisés. Se repiten las quejas de otras ocasiones y la misma desconfianza. Este pueblo recalcitrante piensa que la libertad del desierto no es otra cosa que la libertad para morirse de hambre, y que hubiera sido mejor quedarse en la esclavitud de Egipto.
A partir de las murmuraciones, el Señor repentinamente retiró su protección y permitió que las serpientes atacaran al pueblo.
La parte de la región por donde viajaban estaba infectada de serpientes, escorpiones, etc. (Deut. 8: 15); de ahí que cada día se vieran milagros de la protección divina. Y “muchos murieron en Israel” (Núm. 21:6 up.)
El pueblo se humilló delante de Dios, sabiendo que eran falsas sus acusaciones contra él. Es por esto que le piden a Moisés que interceda por ellos ante el Cielo.
Dios pide a Moisés que fabrique una serpiente abrasadora y la coloque sobre un mástil para que todo aquel que la mire, viva. (Núm. 21: 8)
“Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por alguna serpiente, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Núm. 21:9)
Muchas preguntas han surgido y mucha gente se cuestiona el porqué de una serpiente de cobre, pudiendo ser otro animal. ¿Por qué no un cordero, símbolo del Mesías venidero? ¿Por qué uno que había sido maldecido por El Eterno? ¿Por qué un animal que fue símbolo, desde el principio, de Satanás y del mal? ¿Por qué una estatua de cobre? Algunos llegan a preguntarse ¿qué diferencia hay entre una imagen y un ídolo?
Muchas preguntas alrededor de este registro de la Historia Sagrada que sin dudas abriga una riqueza extraordinaria en beneficio de nuestra salvación.
Los informes presentados cada semana tienen por objetivo ampliar nuestra comprensión del relato a la luz de toda la Biblia, con fundamentos arqueológicos, históricos, lingüísticos sin dejar de lado la aplicación práctica a la vida espiritual.
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