lunes, 12 de noviembre de 2007

El llamado final...


Es hora de redescubrir las ventajas de la primacía de lo espiritual,
esto nos devolvería las bendiciones del sábado, el placer y la plenitud de sus
dimensiones olvidadas.


Dios te bendiga.
el Ministro

domingo, 11 de noviembre de 2007

El sábado es...

El sábado fue pensado para que el hombre se desenchufe de la corriente común conectándose a una fuente superior de poder recargando baterías para la semana que viene por delante.
Este paréntesis periódico en el tiempo (que abarca desde el viernes a la noche hasta la puesta del sol del sábado) esta ahí para ayudarnos a valorar lo que en el trajeteo de la semana nos olvidamos de disfrutar. Es el momento donde volvemos a afinar nuestras cuerdas espirituales, y ponernos en sintonía con la radio celestial en medio de un mundo secularizado. Es el día idóneo para disfrutar de la familia y amigos, un día donde nos dedicamos sin ninguna prisa a compartir, charlar, pasear, leer, escuchar música, meditar, orar, amar y tantas otras cosas.
Como el sábado es un templo en el tiempo se debe tener cuidado en las actividades que se realizan en el. Santificar ese día significa abandonar la rutina, las preocupaciones de todos los días, el estrés, para abrirse a la influencia de la eternidad.

Robocops???

Es muy común en esta sociedad post-moderna que el hombre se despersonalice en el trabajo y se convierta en un mero eslabón en la cadena de producción. Cuando las necesidades materiales absorben nuestro tiempo, tendemos a descuidar las cosas espirituales. Es muy importante tener en la carretera de nuestra vida varios mojones que nos permitan valorar mas la solidaridad, el respeto, el amor por el prójimo.
Cada seis días tenemos una tregua de armonía con Dios, donde hacemos un alto en nuestras actividades y negocios, liberándonos de todas las servidumbres.
Este día de asueto, es una de las más originales instituciones de la historia de la humanidad con un gran valor humanitario, ademas posee un valor espiritual donde se recuerda la creación de Dios y además la liberación de Egipto (Éxodo 20:8; Deuteronomio 5 15).

Un mojón en el tiempo



¿Por qué un mojón en el tiempo? Porque ante el tiempo el ser humano y finito se confronta de manera inmediata con lo absoluto e infinito. El espacio puede ser modificado por el hombre, pero el tiempo se escapa de sus manos. El espacio es vencido por el hombre, mientras que el tiempo vence al hombre. El espacio es ocupado por el hombre y el tiempo solo es atravesado. Los objetos del espacio pueden ser poseídos por el hombre, pero al tiempo no se lo puede apresar. Reservarle tiempo a Dios, tener un encuentro con El, es el medio mas eficaz para consagrarse a Dios y estar en contacto con lo infinito y eterno.
El hombre no es un dueño del tiempo, solamente es un administrador de el. Por esta sencilla razón se debería aprender a disfrutarlo de la mejor manera posible.

¿Es sólo para los judíos?

Es interesante notar que el sábado no es una fiesta judía, este día fue separado para toda la humanidad.

Ya en Génesis 2 del 1 al 3 se ve el mandato de Dios para todo el mundo, sin importar grupo étnico, religioso, epocal o social.

Es el plan de Dios que sus hijos vivan y vivan bien, por eso aparto desde la creación del mundo un día especial para desenchufarnos de los quehaceres diarios.

Este templo atravieza la cualquier étnia alcanzando a toda la humanidad.

Introducción


En las mitologías paganas, luego de la creación del cielo y de la tierra, las divinidades apartaban, separaban y santificaban un lugar o un monte para erigir sobre el un santuario. En la Biblia, la primera vez que aparece la palabra “qodesh”[1] no es para apartar un monte, lugar o elemento preexistente, sino se la usa para separar un día:

“Y bendijo Dios el día séptimo, y lo santifico, porque en el
reposo de
la obra que había echo en la creación”
(Gen 2:3)
Este es el primer santuario, la primera catedral en el tiempo. Y cuando el pueblo adora al becerro de oro, pierde la noción de la santidad del tiempo, por eso Dios manda a Moisés a edificar un tabernáculo y de separar así para el culto divino una santidad en el espacio (Núm. 7:1).
Ningún pueblo de la antigüedad tenía por costumbre separar un día semanal para el reposo y la adoración. Ni siquiera los romanos que tenían un calendario muy avanzado para la época tenían un día separado para desestresarse. El valor humanitario del sábado es innegable.



[1] Separado y consagrado para Dios, santo, apartado.

El Mojón de Dios

Dios en su amor infinito creo un mojón en el tiempo.


No dejes de leer la cita de Abraham Joshua Heschel quien nos muestra el significado de este mojón: el sábado.





"En el océano tormentoso de nuestro mundo existen todavía
algunas islas de paz donde el hombre puede retirarse y recuperar su dignidad.
Una de ellas es el sábado, el día de la liberación. Liberación de
las máquinas y de los negocios, para dejar actuar al espíritu. Cansados de tener que luchar día tras día contra la banalidad o de tener que sufrirla, aspiramos al sábado como quien regresa a su patria, a su gente o a su puerto. Liberados de nuestras ocupaciones ordinarias, el sábado podemos vivir según nuestras aspiraciones más profundas… El sábado nos libera de nuestras servidumbres laborales seamos ricos o pobres. Durante toda la semana nos preocupan nuestras realizaciones, nos inquietan nuestros proyectos, nos angustian nuestros objetivos. El sábado es gracia, es amor y es paz. Un día sin tensiones, afanes ni tristezas. No es el día ni siquiera de acusarse, de arrepentirse, de pedir por lo que nos preocupa o
por lo que deseamos. El sábado es un día de alabanza, no de súplica. El sábado interrumpe el luto, la pena, la fatiga y hasta el agobio de servir a Dios.”

The Sabbat: Its Meaning for Moderm Man, Harper, Nueva York, 1966

Un abrazo

el Ministro