lunes, 7 de junio de 2010

I HAVE A DREAM….



En 1964, con solo 35 años, Martín Luther King fue el ganador del Premio Nobel de la Paz, por causa de su constante lucha contra la violencia y su defensa por los derechos civiles. Fue el principal motivador de la histórica marcha hacia Washington, el 28 de agosto de 1963, de la que participaron 200 mil personas. Ante aquella multitud, junto a las rejas del Memorial Lincoln, Luther King dijo con emoción:
“Sueño con el día en que `todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá` (Isa. 40:4,5).
“No podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de que marchemos hacia el frente. No podemos volver atrás. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente.
“No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por las grandes pruebas y tribulaciones, golpeados por las tormentas de las persecución y sacudidos por los vientos de la brutalidad. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa asegura la redención. Vuelvan con la sabiduría de que alguna forma esta situación puede ser y será cambiada. No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño arraigado profundamente.
“Yo tengo un sueño de que un día los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos sean capaces de sentarse en la mesa de la hermandad.
“Entonces dejen de resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres, desde las grandes montañas, desde los picos nevados, desde los curvados picos, desde cada colina y cada topera, desde cada ladera, ¡dejen sonar la libertad!
“Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada Estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos d Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un negro spiritual: ` ¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios Todopoderoso, ¡Por fin somos libres!´”

Es conmovedor pensar en los ideales que impulsaron a Luther King a soñar y a luchar en defensa de los derechos de los desprotegidos y, finalmente ser recompensado con el Premio Nobel de la Paz.
Por otro lado, es más conmovedor pensar en nuestro sueño, que debe coincidir con el sueño de Jesús, de ver a sus hijos preparados para la eternidad, cuando los muros de separación serán destruidos, cuando todos seremos uno, cuando la esclavitud del pecado llegue a su fin, y comience la verdadera libertad. Entonces, recibiremos el Premio Nobel de la Esperanza, la corona de vida eterna.

MARANATA
¡Cristo viene!

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